La libertad, la dichosa libertad. la busca el reo, la buscan reyes, la busca cualquier hombre, porque nos han asegurado que existe. Incluso aquél que dice encontrarla, duda alguna vez. La libertad la intuímos, en la hierba, en las flores, en el ojo del animal, en el sol naciente… El hombre ha pensado durante milenios en la libertad, des del dia donde alguien se la planteó y decidió embarcarse lejos en una odisea mental por conseguirla, quizás sin darse cuenta que la libertad es para aquellos que no la quieren, que no quieren aquello que nunca podrán tener. Nos dejamos la libertad atrás hace ya mucho tiempo, y somos un Ulises deseando regresar.
Y a veces somos libres, cuando aquello intrínsicamente libre nos abraza. El viento en la cara des de la ventanilla del coche, la lluvia una noche lluviosa de primavera en la que decidimos salir y cerrar los ojos para no sentir nada más que la libertad mojada. La libertad está al principio del viaje, somos libres cuando somos animales, cuando dejamos de pensar, cuando hacemos el amor.
La libertad es sólo un estado y es solo para aquellos que la olvidan.
